Corzo

Corzo

El corzo (Capreolus capreolus) es un cérvido que habita en bosques y matorrales de la mayor parte de Europa, norte de África y gran parte de Asia. Se trata de un rumiante de tamaño mediano que pertenece a la familia Cervidae. Los machos, conocidos como corzos, miden entre 70 y 90 cm de altura hasta el hombro y pesan entre 17 y 30 kg. Las hembras, llamadas corzas, son un poco más pequeñas.

El pelaje del corzo es corto en verano y más largo y espeso en invierno. Su coloración es marrón rojiza en verano y grisácea en invierno. Una característica distintiva es la mancha blanca en forma de corazón que presenta en el tren trasero. Los corzos tienen astas ramificadas que mudan cada año. Las astas de los machos adultos tienen dos o tres puntas.

El corzo es un animal crepuscular, es decir, está más activo al amanecer y al atardecer. Durante el día descansa escondido en zonas de vegetación densa. Su dieta se compone de hojas, brotes, frutos y hongos. En ocasiones también consume pequeños invertebrados.

Se trata de una especie solitaria, salvo durante la época de celo entre julio y agosto. Los machos defienden un territorio para atraer a las hembras. Tras una gestación de 9 meses nace normalmente una sola cría. El corzo puede vivir hasta 20 años, aunque en la naturaleza rara vez supera los 10-12 años.

En España el corzo se distribuye por la cornisa cantábrica, Pirineos, Sistema Ibérico, Sistema Central y sierras de Andalucía oriental. Fue una especie muy perseguida hasta el siglo XX, pero en la actualidad se encuentra protegida y su población se ha recuperado. De hecho, en algunas zonas se permite su caza controlada.

El corzo es considerado una especie clave en el ecosistema al actuar como dispersor de semillas. Además, es un recurso cinegético valorado. No obstante, la destrucción de su hábitat por actividades humanas sigue siendo su principal amenaza. Se trata sin duda de uno de los mamíferos más elegantes y representativos de la fauna europea.